Por: DYG - Bogotá, Colombia
Hoy decidí escribir sobre cómo nos juzgamos como mamás. Desde el momento en que tuve a mi bebé, sentí que ingresé a un grupo privilegiado de mujeres a nivel mundial y a un grupo de apoyo (o por lo menos yo lo veo así). Es por esto que quiero compartir mi experiencia y preocupación con ustedes.
Comienzo narrando un pequeño acontecimiento que pasó en esta semana. Mi bebé y yo usualmente salimos a tomar el sol a un parque cerca al conjunto donde vivimos, y como es usual, encontramos a muchas mamás y sus bebés también. Sin embargo, de unos dias para acá, he observado a un grupo de mamás que se dedican a criticar y juzgar lo que hacemos las otras mamás. En este caso que les cuento, estaba una mamá con su bebé de brazos y otro que apenas caminaba y este grupo comenzó a decir frases como “¿por qué no esperan?”, “si le alcanzara el dinero para pañales”, “uy, el esposo tendrá mucho dinero para mantener dos hijos”.
Yo me quedé mirando la escena y decidí acercarme a la mamá que estaba con sus bebés. Mi hija decidió jugar con el otro niño que casi caminaba y yo saludé a la mamá (creo que todas lo hacemos). Decidí sentarme y observar mientras jugaban, y como es lógico, hablar con la otra mamá. Ella me dijo: “¿sí escuchaste lo que estaban diciendo?” Yo le dije: “Sí, pero no pongas atención”. Ella luego dijo una frase que me puso frío el corazón: “si ellas supieran que este bebé no es mi hijo biológico; es de mi hermana que decidió dármelo por que no lo quería y yo acepté”. En ese momento no supe qué decir, simplemente continuamos hablando hasta que los niños terminaron de jugar. Viniendo a mi casa venía pensando en cuántas veces señalamos otras personas, otras mamás: que si les dan biberón, que si sigue lactando, que si no trabaja, etc. A veces somos tan duras con otras mamás que no sabemos sus circunstancias, no sabemos por qué situaciones están pasando.
Para cada una de nosotras, como estamos criando a nuestros hijos es perfecto, es ideal, porque así nos criaron o porque creemos en lo que estamos haciendo y de una forma u otra es así; cada una de nosotras hace lo que considera mejor para su familia y no podemos intentar imponer nuestras ideas a otras mamás. No podemos juzgar sin conocer la situación, no entremos en ese juego de juzgar sin saber, sin entender las situaciones de las demás mamas. Unámonos como grupo de mamás: si vemos a una mamá que no comparte nuestras costumbres no la juzguemos, dediquémonos a conocer, aprender y ayudar de alguna manera. Me gusta mucho este consejo del presidente Monson:
Valor para abstenerse de juzgar
“Permítanme hablar primero del valor para abstenerse de juzgar a los demás. Quizás se pregunten: “¿Eso realmente requiere valor?”. Yo les respondería que creo que hay muchas ocasiones cuando abstenerse de juzgar—o de decir chismes o criticar, cosas que por cierto son similares a juzgar— requiere un acto de valor.
Lamentablemente, hay quienes sienten la necesidad de criticar o denigrar a los demás. Sin duda, ustedes se habrán encontrado con ese tipo de personas y lo harán en el futuro. Mis queridas amiguitas, no existe la necesidad de preguntarse cómo debemos comportarnos en esas situaciones. En el Sermón del Monte, el Salvador declaró: “No juzguéis”. Más adelante, amonestó: “Cesad de criticaros el uno al otro”. Al estar rodeadas de sus compañeras y sientan la presión del grupo para criticar y juzgar, se requerirá verdadero valor para no participar en ello.
Me atrevo a decir que hay jovencitas a su alrededor que, debido a los comentarios hirientes y críticas que ustedes han hecho, a menudo quedan excluidas. Parece ser lo normal, en especial en esta época de su vida, ser cruel o evitar a las personas que parezcan ser diferentes o no concuerden con lo que nosotros o los demás creen que deberían ser.” (discurso completo aquí)
Creo que esta frase resume todo: somos mejores seres humanos cuando lo que sale de nuestra boca refleja amor, bondad y comprensión. No caigamos en esta práctica que deteriora el alma y nuestros corazones y de verdad las invito a que cuando nos veamos tentadas a criticar, juzgar o simplemente opinar de otra mamá, pongámonos en sus zapatos y pensemos que somos una comunidad mundial de mamás que nos apoyamos y que nos enseñemos mutuamente. Un abrazo a todas y espero sus comentarios sobre este artículo.
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