jueves, 25 de febrero de 2016

Cómo ser una mamá más calmada

Por: Alejandra TG - Bogotá, Colombia

Creo que a todas nos ha pasado: perdemos la calma. Así, en un instante, sin avisar y a veces con consecuencias que no hubiéramos querido. Por mi propio bienestar y el de mi familia, he estado buscando formas de tratar de controlar esos momentos en que pierdo la tranquilidad y la calma, para recordar que debo ser paciente, respirar y continuar. Espero que no piensen que soy incontrolable jaja sino que como todas, pierdo la calma, me enojo, me estreso en ocasiones, pero quisiera que esos episodios fueran disminuyendo, para sentir más paz y tranquilidad y que eso sea lo que me vean mis hijos en mí.



Hay un refrán que dice: "Cuando mamá está feliz, todo el mundo está feliz". Entonces cuando mamá está estresada y enojada... el resto de la casa se ​​esconde. Me puse en la tarea de buscar maneras de estar más tranquila y saber controlarme antes de enojarme o estresarme y hoy quiero compartir con ustedes las sugerencias que he encontrado, porque ahora viene lo mejor: ¡practicar estas sugerencias!


1. Tomar un tiempo para mi, todos los días.

Una de las sugerencias que más se repite es tomar un tiempo para mí misma, así sea corto, pero que sea significativo, algo que involucre lo que me guste hacer, cultivar mis propias aficiones y preferencias. Será un tiempo clave para recargar pilas y poder ser una madre más tranquila durante todo el día.

2. Reorganizar el horario para que sea más ágil y menos agotador. 

Creo que a veces nos saturamos con muchas actividades al día, queriendo hacer todo cuanto antes y entre más cosas se logren, mejor, pero cuando hay que equilibrar responsabilidades como esposa, madre, ama de casa, profesional, en el llamamiento y en la comunidad, pues se nos puede convertir en algo caótico. Podemos evaluar las actividades diarias y distribuirlas mejor entre la semana para aliviar la carga y sentir que hacemos un trabajo más dedicado y efectivo en cada responsabilidad.

3. Tomar un tiempo fuera para mí, antes que los niños aprieten mis botones de enojo. 

Mientras se les da a ellos un tiempo de espera para pensar en sus acciones, un "enfriamiento" personal puede ayudar a enfocar los pensamientos y detener las reacciones inapropiadas a las acciones de los niños. Es bueno apretar el botón "detenerse" en nuestra mente, tomar un pequeño descanso y volver a hablar con los niños al estar más tranquila y lista para comunicar las cosas de manera apropiada. Creo que cada una sabemos lo que nos funciona mejor: contar hasta diez, respirar profundo, salir de la habitación un momento, cantar, bailar, o lo que sea. Entre más practiquemos este escape de vapor, menos nos arriesgaremos a que nuestra olla mental o verbal explote con nefastas consecuencias.

4. Cuidar mi salud. 

Cuando se es madre, es fácil sacrificar el sueño, nutrición y ejercicio por culpa de la agenda y la vida familiar. Pero unas pocas horas de sueño, mala alimentación y la falta de ejercicio pueden hacer que el cansancio y el estrés aparezcan, además de tener una tendencia constante a estar gritando. Debemos buscar dormir lo suficiente, alimentarnos bien y hacer ejercicio diariamente, así sean pocos minutos al principio y luego ir aumentando el tiempo, eso nos ayudará a tener una mente más despejada y un cuerpo más activo y sano para nuestras labores.

5. Buscar ayuda a través de amigos, familiares u otras personas.

No somos la mamá ni la mujer perfecta, es una realidad. A veces simplemente contarle nuestras historias cotidianas a alguien más y escuchar que pasa lo mismo a otras madres nos puede hacer sentir mejor acerca de nuestro rol y de nosotras mismas (gracias a aquellas amigas que me ayudan en este aspecto ;) ). Creo que a veces enfrentamos mucha presión porque según muchas personas debemos lograr hacerlo todo, a tiempo y super bien, pero considero que pensar así nos puede llevar muy rápidamente al agotamiento y es mejor pedir ayuda si lo necesitamos, antes de reventar por culpa del agotamiento de pretender ser la madre perfecta. También podemos buscar espacios para compartir con amigos, familiares, actividades en la Iglesia, u otros círculos sociales en los que estemos, para liberar tensión y despejar la mente.

Creo que empezaré a ponerme metas para mejorar en cuanto a esas 5 sugerencias, de seguro harán una diferencia en mí y por ende, en mi familia. 

¿Qué sugieren para que seamos mamás más calmadas y tranquilas? Espero sus comentarios, ¡gracias por leer!

jueves, 18 de febrero de 2016

¿Qué estoy viviendo con mi hij@?

Por: DYG - Bogotá, Colombia

¡Hola a todas! Hoy quiero hablarles de algunos procesos que comenzamos con mi hija y en los cuales he tenido éxitos; otros están en proceso de construcción, como me gusta llamarlo.



Primero: Dormir Sola

Cuando mi hija cumplió un año todavía dormía con nosotros, así que se imaginarán cómo eran nuestras noches: un poco incómodas. Sin embargo, comenzamos a hacer un plan para que durmiera sola. El primer paso fue mostrarle que ella tenía un espacio propio donde podía jugar, además vestirse y dormir. En la siesta que toma en la tarde, que es de un promedio de 30 minutos o menos, la pondría a dormir en su cama propia. Trazado el plan, comenzamos a ejecutarlo y les cuento que no fue fácil; la primeras noche duró máximo 2 horas en la cama, así que después pasaba a la de nosotros. Luego al avanzar las noches ya comenzó a durar un poquito más. Aún sigo en el proceso de que duerma sola; hemos tenido retrocesos, y como todo, he recibido críticas y felicitaciones, sin embargo, es bien importante ayudarles a crear y que sepan que tienen espacios propios y de esta manera he podido darme cuenta que mi hija ha logrado ser un poco más independiente.

¿Quieta en la sacramental? :(

Este tema tiene bastante de largo como de ancho, porque todos tenemos diferentes maneras de crianza y diferentes opiniones sobre este tema. Les cuento que hay hermanas y hermanos que me dicen "mi hijo a esa edad se quedaba toda la sacramental sentado", "dele de comer durante la sacramental eso la hace quedarse quieta". Bueno, intenté que se quedara quieta pero créanme que fue muy difícil. Gritó muy duro, se puso muy de mal genio, así que descarté esa solución. Hablé con mi esposo sobre darle comida en la sacramental y él con todo el amor del mundo me dijo: "mejor no, tratemos de educarla para que entienda que la sacramental es un momento sagrado y de importancia y no un momento para estar comiendo"; segunda idea descartada. Así que pasé al plan C y ese fue hablarle. A pesar de que tiene solo 14 meses, comencé toda la semana a hablarle y explicarle en la noche de hogar y el domingo hago un refuerzo camino a la capilla. Les cuento que por lo menos ya  dura 30 minutos en su silla al lado mío, igual se cansa y comienza a caminar, pero ya no se sale tanto. Igual es otro proceso en construcción, pero quiero saber sus opiniones de este tema y ustedes cómo lo han manejado y si les ha funcionado.

¿Quitar el pañal?

Éste comenzó esta semana y la idea es lograr que deje el pañal por lo menos durante el día. En este proceso comencé mostrándole que tenia un objeto especial para ella, lo que llamamos "mica", y luego dejarla sin pañal. Bueno, he tenido mil y un accidentes sin embargo, por recomendación del pediatra, me dijo que le reforzara ese tema para que ella pudiera caminar mas cómoda. Estamos en proceso pero les estaré contando cómo me va.

Bueno mamás, les comparto un poquito de mis vivencias, espero puedan disfrutar de mis relatos y reírse imaginándome haciendo todas estas cosas, pero les aseguro que no cambiaría esta experiencia por nada.



miércoles, 10 de febrero de 2016

¡No hay tiempo que perder!

Por: Laluz P, Bogotá - Colombia




Hace poco tuve la oportunidad de leer esta anécdota del Pdte Russell M Nelson:
"Recuerdo una conversación que tuve hace muchos años con un inteligente estudiante de secundaria de 16 años de edad. Estaba un tanto inseguro en cuanto a su compromiso religioso, e indeciso respecto a su carrera; se preguntaba en cuanto a la posibilidad de llegar a ser médico. Me hizo una simple pregunta: “¿Cuántos años le tomó para llegar a ser cardiocirujano?”.
Rápidamente hice los cálculos: “Desde el momento en que me gradué de secundaria hasta que hice mi primer cobro por mis servicios como cirujano, ¡me tomó 14 años!”.
“¡Caray!”, contestó. “¡Eso es demasiado largo para mí!”
Entonces hice la pregunta: “¿Qué edad tendrás dentro de 14 años si no llegas a ser cardiocirujano?”. “La misma”, contestó. “¡La misma!”

He meditado sobre esta anécdota varios días, e incluso he hablado con mi esposo y mi mamá, de la importancia del tiempo en nuestras vidas, y de que sin importar lo que hagamos o dejemos de hacer el tiempo pasará; si el joven (de la historia) estudiaba o no por 14 años, igual esos años iban a pasar, solo de él dependía que en ese tiempo se lograra algo o no.
"El tiempo nunca está a la venta; el tiempo no es un producto que se pueda comprar en cualquier tienda a cualquier precio por más que lo intenten, pero cuando se emplea el tiempo con sabiduría, su valor es incalculable. En un día cualquiera, a todos se nos asigna sin costo alguno la misma cantidad de minutos y horas para que los utilicemos."

A todos se nos han asignado la misma cantidad de minutos y horas HOY, cada una de nosotras las utilizamos de manera diferente, algunas mamás madrugan mucho para tener todo listo para sus esposos e hijos, y salir a trabajar; otras estamos en casa y aunque no madrugamos demasiado, sí tenemos una lista de tareas por hacer cada día, otras quizás ni madrugamos y nos pasa el día sin nada relativamente importante que hacer, otras quizás ya están en una época menos ajetreada de sus vidas, y ahora están descansando de tantos corre-corres de muchos días. Sea cual sea nuestra posición actual, es un deber para con nosotras y los demás saber manejar bien nuestro tiempo, pero ¡ojo! a veces el estar muy ocupadas tampoco significa que estemos utilizando bien el tiempo, recordemos a Marta y a María.
"Mientras ella (Marta) “se preocupaba con muchos quehaceres” (Lucas 10:40), su hermana, María, “[se sentaba] a los pies de Jesús, [y] oía su palabra” (versículo 39). Cuando Marta se quejó de que su hermana la había dejado servir sola, Jesús elogió a Marta por lo que estaba haciendo (versículo 41), pero le enseñó que “sólo una cosa es necesaria: y María ha escogido la buena parte, la cual no le será quitada” (versículo 42). Era encomiable que Marta estuviese “afanada y turbada… con muchas cosas” (versículo 41), pero era “más necesario” aprender el Evangelio del Maestro de maestros."
Así que he llegado a la conclusión de que para utilizar más eficaz el tiempo que tenemos, es importante determinar 3 aspectos:


1.Conocer realmente nuestras obligaciones y responsabilidades: A veces nos ponemos más cargas de las que podemos resistir y podemos llegar a la frustración por no poder hacer todo lo que creemos que tenemos que hacer.

2. Determinar concienzudamente en que desperdiciamos nuestro tiempo: Cada una sabe su talón de aquiles en esto, algunas desperdiciaremos nuestro tiempo viendo novelas, o jugando en el cel, o chateando, o mirando una y otra vez las redes sociales. y aunque algunas son buenas actividades de entretenimiento, es importante determinar el tiempo que pasaremos en ellas, para no excedernos y dejar de hacer cosas importantes por algunas buenas.

3. Y por útlimo, (la más importante) debemos esmerarnos por saber lo que Dios desea que hagamos con el tiempo que el nos da, para así llegar a ser lo que Él espera que seamos: como diría nuestro amado Profeta "Aprendamos lo que debemos aprender, Hagamos lo que debemos hacer, y Seamos lo que debemos ser"

Ya teniendo bien definidos esos 3 aspectos solo queda PRIORIZAR, DISFRUTAR Y APROVECHAR más de este preciado y valioso don, porque igual él no se detiene y como que cada vez pasa más rápido ¿No les parece?, además recordemos "lo que hagamos hoy, cosecharemos mañana", así que ¡¡¡NO HAY TIEMPO QUE PERDER!!


Les comparto 3 discurso buenísimos que hablan del tema, y en lo que base mi post:
1.Juventud bendita: ¿qué es lo que escogerán?- Pdte Russell M Nelson
2.Un tiempo de preparación-Elder Ian S. Arden
3.Bueno, Mejor, Excelente- Elder Dallin H. Oaks

miércoles, 3 de febrero de 2016

¡No nos juzguemos entre mamás!


Por: DYG - Bogotá, Colombia

Hoy decidí escribir sobre cómo nos juzgamos como mamás. Desde el momento en que tuve a mi bebé, sentí que ingresé a un grupo privilegiado de mujeres a nivel mundial y a un grupo de apoyo (o por lo menos yo lo veo así). Es por esto que quiero compartir mi experiencia y preocupación con ustedes.


Comienzo narrando un pequeño acontecimiento que pasó en esta semana.  Mi bebé y yo usualmente salimos a tomar el sol a un parque  cerca al conjunto donde vivimos, y como es usual, encontramos a muchas mamás y sus bebés también. Sin embargo, de unos dias para acá, he observado a un grupo de mamás que se dedican a criticar y juzgar lo que hacemos las otras mamás. En este caso que les cuento, estaba una mamá con su bebé de brazos y otro que apenas caminaba y este grupo comenzó a decir frases como “¿por qué no esperan?”, “si le alcanzara el dinero para pañales”, “uy, el esposo tendrá mucho dinero para mantener dos hijos”.

Yo me quedé mirando la escena y decidí acercarme a la mamá que estaba con sus bebés. Mi hija decidió jugar con el otro niño que casi caminaba y yo saludé a la mamá (creo que todas lo hacemos). Decidí sentarme y observar mientras jugaban, y como es lógico, hablar con la otra mamá. Ella me dijo: “¿sí escuchaste lo que estaban diciendo?” Yo le dije: “Sí, pero no pongas atención”. Ella luego dijo una frase que me puso frío el corazón: “si ellas supieran que este bebé no es mi hijo biológico; es de mi hermana que decidió dármelo por que no lo quería y yo acepté”. En ese momento no supe qué decir, simplemente continuamos hablando hasta que los niños terminaron de jugar. Viniendo a mi casa venía pensando en cuántas veces señalamos otras personas, otras mamás: que si les dan biberón, que si sigue lactando, que si no trabaja, etc. A veces somos tan duras con otras mamás que no sabemos sus circunstancias, no sabemos por qué situaciones están pasando.

Para cada una de nosotras, como estamos criando a nuestros hijos es perfecto, es ideal, porque así nos criaron o porque creemos en lo que estamos haciendo y de una forma u otra es así; cada una de nosotras hace lo que considera mejor para su familia y no podemos intentar imponer nuestras ideas a otras mamás. No podemos juzgar sin conocer la situación, no entremos en ese juego de juzgar sin saber, sin entender las situaciones de las demás mamas. Unámonos como grupo de mamás: si vemos a una mamá que no comparte nuestras costumbres no la juzguemos, dediquémonos a conocer, aprender y ayudar de alguna manera. Me gusta mucho este consejo del presidente Monson:

Valor para abstenerse de juzgar

“Permítanme hablar primero del valor para abstenerse de juzgar a los demás. Quizás se pregunten: “¿Eso realmente requiere valor?”. Yo les respondería que creo que hay muchas ocasiones cuando abstenerse de juzgar—o de decir chismes o criticar, cosas que por cierto son similares a juzgar— requiere un acto de valor.

Lamentablemente, hay quienes sienten la necesidad de criticar o denigrar a los demás. Sin duda, ustedes se habrán encontrado con ese tipo de personas y lo harán en el futuro. Mis queridas amiguitas, no existe la necesidad de preguntarse cómo debemos comportarnos en esas situaciones. En el Sermón del Monte, el Salvador declaró: “No juzguéis”. Más adelante, amonestó: “Cesad de criticaros el uno al otro”. Al estar rodeadas de sus compañeras y sientan la presión del grupo para criticar y juzgar, se requerirá verdadero valor para no participar en ello.

Me atrevo a decir que hay jovencitas a su alrededor que, debido a los comentarios hirientes y críticas que ustedes han hecho, a menudo quedan excluidas. Parece ser lo normal, en especial en esta época de su vida, ser cruel o evitar a las personas que parezcan ser diferentes o no concuerden con lo que nosotros o los demás creen que deberían ser.” (discurso completo aquí)

Creo que esta frase resume todo: somos mejores seres humanos cuando lo que sale de nuestra boca refleja amor, bondad y comprensión. No caigamos en esta práctica que deteriora el alma y nuestros corazones y de verdad las invito a que cuando nos veamos tentadas a criticar, juzgar o simplemente opinar de otra mamá, pongámonos en sus zapatos y pensemos que somos una comunidad mundial de mamás que nos apoyamos y que nos enseñemos mutuamente. Un abrazo a todas y espero sus comentarios sobre este artículo.