viernes, 13 de mayo de 2016

Para todas las mujeres que somos madres, aún sin tener hijos...

Por: Alejandra TG - Bogotá, Colombia

Durante el mes de mayo, cada año, celebramos en varias partes del mundo el día de la madre. Nos alegramos y celebramos el hecho de tener madres, de ser madres y de ver a nuestros hijos crecer.




Sin embargo, hay algunas mujeres que no sienten tanta alegría al ver acercarse esta fecha, por muchas razones: han perdido a alguno de sus hijos (o a veces su único hijo), no han podido concebir hijos a pesar de sus deseos sinceros de toda una vida (o tienen uno y quisieran más, pero no ha sido posible), ya tienen una edad avanzada y no se casaron ni tuvieron hijos, aunque fue un fuerte deseo de su corazón, entre otras.

Hoy quisiera tocar un tema sensible, y dirigirme a aquellas mujeres que se sienten incomprendidas por esos sentimientos y situaciones que mencioné. Lo he visto en mis amigas y familiares y sé que no es fácil, sé que pueden sentir dolor, frustración, angustia, tristeza y muchas otras cosas no tan fáciles de explicar. Sin embargo, comparto la invitación del Elder Andersen en cuanto al tema:

"Hermanos y hermanas, no debemos juzgarnos unos a otros en esta sagrada y privada responsabilidad."
Él menciona estas palabras refiriéndose a las dificultades que pueden enfrentar algunas parejas y también mujeres solteras:

"Tener hijos es un tema sensible que puede ser muy doloroso para las mujeres rectas que no tienen la oportunidad de casarse y tener una familia. Digo a ustedes, nobles mujeres, que nuestro Padre Celestial conoce sus oraciones y deseos. Cuán agradecidos estamos por su maravillosa influencia, incluso por tender sus brazos de ternura a los niños que necesitan su fe y fortaleza.
El tener hijos puede ser también un tema doloroso para las parejas rectas que se casan y descubren que no pueden tener los hijos que esperaban con tanto anhelo, o para un esposo y una esposa que planean tener una familia numerosa pero son bendecidos con una familia más pequeña.
No siempre podemos explicar las dificultades de nuestra mortalidad; a veces la vida parece ser muy injusta, en especial cuando nuestro más grande deseo es hacer exactamente lo que el Señor ha mandado. Como siervo del Señor, les aseguro que esta promesa es cierta: “Los miembros fieles cuyas circunstancias no les permitan recibir las bendiciones del matrimonio eterno y de la paternidad en esta vida recibirán todas las bendiciones prometidas en las eternidades, siempre y cuando guarden los convenios que hayan hecho con Dios”
Creo que las palabras de consuelo y empatía pueden a veces no ser suficientes, porque nadie aparte de las personas que pasan por esta situación puede llegar a comprender lo que realmente se siente, lo que implica, lo que se espera y lo que no se recibe y todo lo que ello abarca.

Buscando encontré algunas referencias de escrituras donde se habla sobre la esperanza que guardamos para recibir respuesta a nuestras oraciones, a nuestras preguntas y peticiones y quise compartirlas al tocar este tema, esperando que puedan servir de consuelo a quienes lo estén buscando:


Hebreos 11: 11-12

 11 Por la fe también la misma Sara, siendo estéril, recibió fuerza para concebir; y dio a luz aun fuera del tiempo de la edad, porque consideró que era fiel el que lo había prometido.
 12 Por lo cual también, de uno, y ese ya casi muerto, salieron como las estrellas del cielo en multitud, y como la arena innumerable que está a la orilla del mar.
Marcos 11: 24

24 Por tanto, os digo que todo lo que pidáis en oracióncreed que lo recibiréis, y os vendrá.

2 Corintios 1: 3-6


Bendito sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, Padre de misericordias y Dios de toda consolación,
 quien nos consuela en todas nuestras tribulaciones, para que podamos también nosotros consolar a los que están en cualquier tribulación, con la consolación con que nosotros somos consolados por Dios.
 Porque de la manera que abundan en nosotros las aflicciones de Cristo, así abunda también por el mismo Cristo nuestra consolación.

 Pero si somos atribulados, es para vuestra consolación y salvación; la cual se efectúa en el sufrir las mismas aflicciones que nosotros también padecemos; o si somos consolados, es por vuestra consolación y salvación.
2 Corintios 4: 17-18


 17 Porque esta momentánea y leve tribulación nuestra nos produce un cada vez más y eterno peso de gloria;

 18 no mirando nosotros las cosas que se ven, sino las que no se ven, porque las cosas que se ven son temporales, pero las que no se ven son eternas.
Romanos 8: 25-28

 25 Pero si esperamos lo que no vemos, con paciencia lo esperamos.
 26 Y asimismo, también el Espíritu nos ayuda en nuestra debilidad, porque no sabemos lo que hemos de pedir como es debido, pero el Espíritu mismo intercede por nosotros con gemidos indecibles.
 27 Pero el que escudriña los corazones sabe cuál es la intención del Espíritu, porque él, conforme a la voluntad de Dios, intercede por los santos.
 28 Y sabemos que para los que aman a Dios, todas las cosas obrarán juntamente para su bien, para los que conforme a su propósito son llamados.
Salmos 37: 5-7
 Encomienda a Jehová tu camino,y confía en él, y él lo hará.
 Y exhibirá tu justicia como la luz,y tu derecho como el mediodía.
 Guarda silencio ante Jehová, y espera con paciencia en él.No te alteres con motivo del que prospera en su camino,por el hombre que lleva a cabo sus intrigas.
Espero que las escrituras, más las oraciones y comunicación sincera y permanente con el Señor puedan traer respuestas a sus preguntas, paz a su corazón y revelación sobre lo que desean saber para su vida y la de sus familias.
Quisiera finalmente expresar mi enorme admiración y cariño a todas aquellas mujeres que sin concebir hijos en su vientre, entienden que la parte central de la naturaleza de ser mujer es ser madre, y lo ejemplifican de una manera extraordinaria. Muestran como parte de sus vidas las virtudes de una verdadera madre, así como nuestra madre Eva que sin ser madre, tomó la decisión correcta por toda la humanidad:
Cuando llegamos a comprender la gran importancia de la maternidad, se hace evidente por qué los profetas han sido tan protectores con la función más sagrada de la mujer. Aunque solemos equiparar exclusivamente la maternidad con el tener hijos, según la emplea el Señor, la palabra madre tiene diversos significados. De entre todas las palabras que pudieron haber utilizado para definir su función y su esencia, tanto Dios el Padre como Adán llamaron a Eva “la madre de todos los vivientes”, y lo hicieron antes de que tuviera hijo alguno. Al igual que Eva, nuestra maternidad se inició antes de nacer. Así como los varones justos fueron preordenados para recibir el sacerdocio en la vida terrenal, las mujeres justas fueron dotadas en la existencia preterrenal del privilegio de la maternidad. La maternidad es más que dar a luz hijos. Se trata de la esencia de quiénes somos como mujeres. Define nuestra identidad, nuestra estatura y naturaleza divinas, así como los rasgos exclusivos que nos ha dado nuestro Padre.
Eva dio el ejemplo. Además de dar a luz hijos, fue la madre de toda la humanidad cuando tomó la decisión más valiente que mujer alguna haya tomado jamás, y junto con Adán, abrió el camino para nuestro progreso. Dio el ejemplo como mujer que los hombres deben respetar y las mujeres deben seguir, al destacar las características de que se nos ha dotado como mujeres: una fe heroica, una intensa sensibilidad al Espíritu, el aborrecimiento de lo malo y una abnegación absoluta. Al igual que el Salvador, “el cual por el gozo puesto delante de él sufrió la cruz” 11 , Eva, por el gozo de contribuir al inicio de la familia humana, sufrió la Caída. Ella nos amaba lo bastante como para guiarnos. (ver discurso completo de la hna. Sheri Dew)
Gracias a todas aquellas mujeres en mi vida que me han demostrado con su ejemplo lo que es ser una madre recta. Las amo y admiro y ¡quiero llegar a ser como ustedes!

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